Para ti
- Si ya lo intentaste de muchas maneras y has llegado al punto de decir: NO SÉ, NO PUEDO, ME RINDO.
- Si estás tan agotado de haberlo intentado mucho, caminado mil caminos, probado muchos métodos de sanación, pero aún sientes que nada de eso te ha ayudado a terminar de soltar, superar trabas internas o terminar de liberar ciertos traumas o ideas enfermas, a pesar de todo el esfuerzo y compromiso que has tenido.
- Si por más trabajo que has hecho no puedes reconciliarte contigo mismo, con tu historia.
- Si por más que has leído y hecho trabajo interior no logras verte con amor.
- Si padeces de una de las enfermedades más aniquiladoras como es el querer agradar a los demás para que te quieran.
- Si has perdido la confianza en ti y no sabes cómo regresar a ti.
- Si la traba más fuerte de querer siempre hacer todo bien, SER PERFECTO, te ha robado la alegría a tu corazón de niño que sólo quiere jugar.
- Si has perdido la autonomía de tu propia vida, que hasta sientes miedo de decidir lo que por derecho te corresponde.
- Si perdiste la fe por meterte en un juego racional para quererte ver INTELIGENTE frente al mundo y los demás.
- Si hasta el momento no has logrado tener el sentimiento de merecimiento genuino en ti.
- Si sientes que por más que intentas, el sufrimiento no se aleja.
- Si algo que golpea constantemente es una sentimiento de insuficiencia que no te hace digna o digno de aceptar y tomar lo mejor de la vida.
- Si te la pasas queriendo encajar.
- Si lo que aprendiste que te hace ser buena persona es el sacrificio.
- Si te sientes enojado porque no puedes soltar la responsabilidad por la vida de otras personas (esposo, mamá, jefes, amigos, etc.) y no puedes dedicarte a ti.
- Si aprendiste que eras responsable por el ambiente emocional de tu casa y te creíste que si tú no intervenías todo se derrumbaría.
- Si te acostumbraste a que todo al final podías resolverlo y te convertiste en un guerrero.
- Si cuando destinas tiempo para darte algo a ti te sientes culpable.
- Si has creído que todo el peso para enfrentar la vida está en tus hombros, te has convencido de que estás tú contra el mundo y aunque se asoma Dios por ahí para ayudarte, o incluso en el mejor de los casos, si sabes que está ahí esa presencia amorosa, es tanto tu desenfreno que tampoco puedes dejarle el trabajo a Él porque te has convencido que no puedes quedarte a esperar sólo a que las cosas sucedan y, aunque ya lo pediste ¡tienes que hacer algo!
- Si has caído en la ilusión de que verdaderamente puedes controlar a las personas, las cosas y las situaciones y te sientes “poderoso”.
- Si la mayor parte de tus energías las estás invirtiendo en cambiar el “MUNDO” incluso en cambiar a los que no quieren cambiar.
- Si te has convencido de que tú sí sabes cómo tienen que ser todas las cosas y las personas.
- Si experimentas más esta vida como una locura, que como un viaje de amor.
- Si nunca descansas, por ir adelantándote al futuro.
- Si te cuesta demasiado soltar el control de tu vida.
Si tienes todas esas características, pero quieres dar una oportunidad a que el amor te muestre que es lo único real y ya tienes una verdadera intención de sanar, es decir, si ya fue suficiente para ti, entonces…
¡Estás en el lugar correcto!
Todo esto yo ya lo viví, busqué la sanación incansablemente, hasta que la vida, después de dejarme guiar para descubrir cuál era ese camino, poco a poco me entregó claridad y comprensión para que pudiera aceptar la siguiente invitación:
A d o p t a e l c a m i n o d e m e n o r r e s i s t e n c i a …
Y esta es mi invitación para ti.