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El 4 de noviembre del 2016

Eran las 7 de la mañana y aún estaba recostada en mi cama despierta, con los ojos cerrados. Hacía un mes que había ocurrido uno de los eventos más fuertes que me obligaron a soltar el control total de mi vida. 

De pronto, escuché la voz de un hombre que me decía de forma autoritaria:

¡YA SUÉLTALO, DÉJAMELO A MÍ!

e inmediatamente después vino a mi mente una imagen: Veía el mar y en medio de éste había una barca que tenía dos bancas a cada extremo, en el lado derecho estaba sentado JESÚS, vestía una túnica blanca y un manto azul marino y Él señalaba el otro extremo de la barca dirigiéndose a mí y me decía:

“Ven siéntate ahí, D E S C A N S A, para donde va la barca decido yo”.

Inmediatamente abro los ojos, sorprendida por lo que había escuchado y la imagen que había visto, era imposible no comprender el mensaje apoyado con la voz y la imagen que llegó a mi mente, todo eso fue en segundos.

Comprendí el mensaje, me levanté de un brinco de la cama y guardando un poco el aliento sólo levanté mis ojos al cielo y en voz alta le dije:

“Está bien Dios mío, te creo, me apuré a buscar la ropa para vestirme y ese día, antes de salir a trabajar y comenzar mi día me imaginé mentalmente que me subía a la barca y me sentaba en la banca a “descansar”  y le dije:

“Dios, tú sabes todos los asuntos que tengo que resolver, los problemas a enfrentar, todooo, tú me dijiste que te lo dejara a ti, así que no me voy a preocupar, tú sabes cómo todo se resolverá”

Y ahí comenzó un camino que después de un proceso, y de más mensajes entregados a mí por diferentes canales psíquicos, fui recibiendo su guía para encontrar el camino de regreso y comprender que la invitación que ellos, Dios, sus ángeles, Jesús, el mundo espiritual tenían para mí es:

Adopta el camino de menor resistencia.

Y hasta como terapeuta dio un vuelco mi forma de ayudar, ellos me guiaron a hacerlo a través del camino de menor resistencia, es decir, aprendiendo a dejarme guiar y seguir fiel en este camino que es el de mayor abundancia para mí y para los que me rodean. 

Así es como todas las formas de ayuda que brindo son apoyadas por esta conexión divina, llegando a la causa a través de la Revelación o comunicación con ese maestro interior. 

Cuéntame ¿cómo tú cómo te iniciaste en este camino?

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